Origen de la Cruz del Perdón Durante la Primera Guerra Mundial, el gobierno estadounidense fabricó y distribuyó rosarios de guerra a todos sus soldados. En este rosario había una cruz muy especial: la Cruz del Perdón. De hecho, desde 1905, el Papa San Pío X declaró que toda persona que lleve o bese la Cruz del Perdón recibirá una indulgencia de perdón para ella y para las almas del purgatorio.
El inestimable secreto de la Cruz del Perdón Esta cruz es particular porque se le atribuye una indulgencia plenaria. La indulgencia pronunciada para la Cruz del Perdón en 1905 sigue siendo válida hoy en día. Sin embargo, esta Cruz del Perdón es desconocida para los católicos, especialmente para los católicos franceses, ya que no existe un texto en francés sobre la indulgencia.
La indulgencia La indulgencia significa originalmente bondad o favor. En latín, también se traduce como la cancelación de un impuesto o una deuda. Bajo la ley romana, se utilizó la palabra indulgencia para expresar la liberación de la prisión o el fin de un castigo. En este contexto, la indulgencia es una remisión de las penas relacionadas con el pecado que ha sido perdonado.
Condiciones para recibir la indulgencia Cualquiera que lleve consigo la Cruz del Perdón podrá recibir una indulgencia. Para ello, será necesario besar devotamente la Cruz del Perdón y se obtendrá la indulgencia. Será bueno decir la siguiente invocación al besar la Cruz del Perdón: “Padre, perdona mis ofensas, como yo también perdono a los que nos han ofendido” y también pedir a la Virgen que interceda por el perdón de nuestros pecados.
Cualquiera que sea devoto habitual de la Cruz del Perdón y cumpla con las condiciones necesarias de confesión y comunión, puede obtener una indulgencia plenaria en las siguientes fiestas: la fiesta de la Preciosa Sangre de Nuestro Señor (1 de julio), la fiesta de la Cruz Gloriosa (14 de septiembre), el Viernes Santo, la fiesta de la Inmaculada Concepción (8 de diciembre) y la fiesta de Nuestra Señora de los Siete Dolores (15 de septiembre).
Cualquier persona que, en el momento de la muerte, con el corazón contrito e incapaz de recibir el sacramento de los enfermos, bese la Cruz del Perdón y pida sinceramente perdón a Dios por sus pecados y perdone a los hombres, obtendrá la indulgencia plenaria.